Qué hemos hecho, por qué, para qué, por dónde vamos a continuar.
Sobre esta pregunta, empezando por qué
hemos hecho, se me ocurre pensar que, principalmente, nos hemos puesto
a indagar en nuestras ideas preconcebidas sobre lo que implica ser docente, ha
sido un trabajo de introspección con el que tratamos de darnos cuenta de qué es
lo que tenemos dentro, qué entendemos como función docente, nuestras ideas más
profundas. Sobre el por qué, para mí
lo hacemos porque es práctico, es útil comenzar visualizándonos a nosotras
mismas, y ahí vamos al para qué, ya
que yo entiendo que, cuando leemos una serie de manuales o lecturas iniciando
el tema, existe una tendencia a auto-convencernos a nosotras mismas de que
somos lo que se pide en esos manuales. Al comenzar por leer teorías, buscamos
satisfacer nuestro autoconcepto, colocándonos de alguna manera en las
categorías que se nos ofrece. Sin embargo, si empezamos por un ejercicio de
indagación propia, el proceso es más real, primero creamos nuestras propias
formas de entender la función docente, y en ese sentido seremos más realistas y
más críticos a la hora de ubicarnos en el texto, a la hora de identificar en
qué funciones o categorías encajamos, y en cuáles no. Con respecto a las
diapositivas mostradas, evidentemente lo que se ha aplicado en clase ha sido
una planificación de tipo Experiencia à Estructura.
Esta forma de aprender conlleva enormes ventajas, aunque inicialmente una se
sienta perdida. Me recuerda a un comentario en el blog, donde una compañera
cuestiona la actividad de los dibujos, enfatizando en que no comprendía a qué
llevaba este ejercicio. Pero ir llegando solos a las respuestas se convierte en
un proceso mucho más emocionante, más entretenido, más complejo, donde nuestro
sentimiento de participación e implicación en la tarea y en el aprendizaje es
sin duda mucho más intenso.
Hay un momento en clase en el que se
pregunta sobre qué es un paradigma.
Lo primero que se me vino a la cabeza es definirlo como una teoría integral que
trata de explicar diferentes situaciones. Un paradigma se comprende siempre que
seamos capaces de aplicarlo a nuestra experiencia. Sí había leído el texto de
Alejandro Iborra, y confieso que, aunque apliqué lo leído a mi experiencia como
profesora, en mis reflexiones sobre los dibujos y la categorización de los
patrones encontrados no había detectado los tres paradigmas de la enseñanza, al
menos de forma explícita. Sin embargo, observándolo ahora, es cierto que
ciertas categorías pueden correlacionar con estos paradigmas (por ejemplo, la
categoría referida a la “referencia explícita e estados emocionales”, una puede
entender que las profesoras que aplican estos dibujos toman en cuenta que lo
que tiene delate es algo más que un alumno pasivo que recibe información, al
entender que hay otros procesos que pueden afectar en sus procesos de
enseñanza/aprendizaje; o en la categoría “ubicación del
alumnado respecto a la figura de referencia”, se aprecian procesos de
socialización como parte de lo que las docentes comprenden como aprendizaje).
Esto resulta interesante para conocer los paradigmas reales en los que situamos
nuestra enseñanza y lo que entendemos como aprendizaje. De todas formas, creo
que sería necesario indagar más, conversar más con cada docente y observar las
prácticas que realiza en su día a día.
También me pareciera que, al
establecer nuestras propias categorías, al indagar sobre nuestras ideas,
estamos generando teorías, hipótesis sobre lo que se supone debe ser una buena
práctica docente, las cuales tenemos que contrastar. En este sentido, responderá
a la pregunta inicial por dónde vamos a
continuar, entiendo que lo que viene ahora es eso, seguir generando
propuestas, teorías basadas en nuestras ideas previas, que podamos contrastar y
debatir, reformular y recrear, lo que sería un proceso de abducción. Y sería en este momento cuando tratemos de acercarnos
de forma más realista a la misma práctica docente, permitiendo ser moldeados,
abiertos a la crítica y al crecimiento.
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